domingo, 28 de noviembre de 2010

WILLIAM OSPINA - BOLÍVAR


WILLIAM OSPINA vuelve a sorprendernos con su libro “EN BUSCA DE BOLIVAR” y no hemos podido resistir al placer de poner en la mirada de nuestros lectores unos párrafos magistrales:
“No solo salió derrotado. Aquel pasaporte era el símbolo del fracaso de una nación, pero también del fracaso de una amistad y de un destino. Atrás sólo había ruinas: el terremoto de 1812 parecía llenar con su estrago todo el horizonte de aquella época. Pero en adelante encontraremos esa extraña capacidad de Bolívar para reinventarse. Y es importante ver que el prime instrumento de esa reconstrucción siempre fue la escritura.
El texto que hizo para pensar la experiencia de la Primera República para examinar los errores y formular las nuevas tareas debió de ser concebido en Curazao, pero después, por razones políticas, Bolívar le daría el nombre de manifiesto de Cartagena. En su idioma encendido estaba naciendo el político que examinaba todos los hechos y trazaba las pautas de una nueva fase de la guerra. El hombre que aparece en esa proclama ya está curado de ilusiones: es un guerrero desconfiado y en cierto modo implacable.
"No los españoles sino nuestra propia desunión nos ha llevado nuevamente a la esclavitud. Un gobierno fuerte podría haber cambiado todo. Podría hasta haber dominado la confusión moral que siguió al terremoto. Con él, Venezuela hubiera sido libre hoy". No olvidó que Miranda soñaba un país pero retrocedía ante sus desafíos y se negaba a aprender de él. Ahora Bolívar sabía que la guerra americana más que una guerra solo contra los españoles, era una guerra contra la falta de fe de los propios americanos, contra sus limitadas ambiciones, contra la comodidad de los que quieren libertad pero no sacrificios, contra la apatía de unas gentes perdidas en grandes paisajes desolados.
No en vano admiraba tanto a Voltaire: una empresa como la que Bolívar presentía sólo cabe en frases como la que \loltaire acuñó para los hombres de su tiempo "Necesitaban milagros:  !os hicieron”

Y era a la vez una lucha con la naturaleza equinoccial: sus adversarios serían también las tempestades y las ciénagas, los páramos y los llanos ardientes, los tigres, los caimanes, las sombras que serpentean sobre las hojas muertas.

Miranda se inclinaba más por defender posiciones que por atacar y obtener otras nuevas, y con ello ni siquiera había logrado conservar lo que le dieron.


La política de la Primera República había estado marcada por la falta de audacia, por una suerte de parálisis, como si en vez de apoderarse de un país todos estuvieran esperando que éste les fuera cedido cortésmente. Lo que ahora busca el Manifiesto de Cartagena es un cambio de actitud y de tÍtn10. Que las palabras y los hechos vayan juntos, marchando en la misma dirección, que se reflejen y se alin1enten recíprocamente: que el pensador no esté más en conflicto con el hombre de acción
Pero el más grave de los aprendizajes de entonces no está tanto en las palabras cuanto en el espíritu de ese manifiesto, en la dureza de su ritmo y en lo feroz de sus planteamientos: Bolívar ha aprendido de golpe que no está comprometido en un ejercicio idealista sino en una guerra, con toda la brutalidad, el barro, la sangre, el dolor y la crueldad que esa palabra encierra.
Destruida Venezuela, Bolívar buscó a los patriotas de la Nueva Granada, que habías declarado la independencia, también de modo incruento, en el mismo año de 1810, cuando el grito de libertad sacudió por igual a todas las provincias. Nadie podía imaginar que aquel hombre que venía huyendo de las furias, de padecer sucesivamente un terremoto, una traición, una derrota y un destierro, "venía envuelto  en el manto de lris", va estaba midiendo en su fuga la magnitud de la patria que le sería preciso inventar.
Lo primero que le exigieron sus nuevos jefes era ya un imposible: permanecer inmóvil. Pero ese propósito de inmovilizarlo sólo lo lograron los hombres cuando lo detuvieron en mármol”.

Esta lectura que les recomiendo a nuestros lectores es absolutamente magistral y constituye una clara enseñanza de la personalidad y los esfuerzos militares y políticos para hacer de Colombia un país libre. 

LOS DE AYER Y LOS DE MAÑANA





Internet está convertido en la misma plataforma que les permitió a los griegos pensar la democracia o dicho de otra manera darle voz y darle vida a las necesidades y a los anhelos y a los sueños del ser social sin que ello absuelva a quienes lo han empleado como instrumento de publicidad electoral. Expuesto el hombre de nuestro tiempo a observar impasible que la televisión llegue a ser el instrumento con el cual los grupos de poder económico hacen una cultura mediática al servicio de unos intereses que no son los de la comunidad con lo cual se cumple la predicción de un ilustre pensador que en el primer decenio de este siglo predijo que la cultura mediática era el mayor riesgo a que estaría expuesta la democracia auténtica. Inermes como son los seres de aspiración social de recursos políticos y económicos al servir al mecanismo electoral que favorece a quienes si lo poseen y permiten que las mayorías electorales concurran a presentarse como auténticos voceros democráticos.

Creemos que el desarrollo y el ejercicio de una comunidad social auténticamente democrática sería aquel que no fuese representante de quienes en una o en otra de las tesis de la izquierda o de la derecha argumentan que al elegirlos la democracia no solo es representada por ellos sino que fuera de sus capillas no hay salvación política.

Sin embargo de todo lo anterior se puede tener la esperanza de que sean las generaciones jóvenes las que en su beligerancia civilizada puedan hacer con su ejercicio político la posibilidad de una democracia auténtica.


domingo, 26 de septiembre de 2010

Palabras iniciales

Este blog tiene la ambiciosa vocación del hombre para expresar con la palabra su propia vida y su circunstancia, su conocimiento de los seres y las cosas, aquello que piensa y desea y en fìn su propio y el ajeno vivir.
Las dos palabras son como un abrazo cordial y cariñoso para nuestros lectores a quienes desde ahora agradecemos que se conviertan en estimulo de nuestro trabajo.

Es una página en blanco que vamos a escribir todos en una comunidad cordial y pacifica que lleva en sí la bondad de la esperanza.